Hace tiempo que mandan mis pies.

Te desvelas otra noche más y haces lo de siempre: Vestirte, ponerte el abrigo, coger las llaves e irte a dar una larga caminata.
Lo haces cada día desde aquel 16, hacen hoy 238 días.
Los mismos días que hace que ella no volviera después de aquella tajante discusión.
Tus pies te llevarán al parque de siempre donde la luna velaba por vosotros mientras os hacíais manitas.
Punta, talón, pie tras pie vas haciendo un paso y otro y otro más que te hará caminar sin ver lo que te rodea, mirar sin asociar los sonidos que te taladran en lo más profundo.
El recuerdo de sus carcajadas al tocarle las orejas te impide escuchar el canto de los gorriones que en este momento anuncian la apertura de un nuevo día.
Un nuevo día sin ella. Pero ya lo sabes.
239 días de arrepentimiento, 239 días de lluvia incesante y 239 lágrimas que no paran de caer.

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