Le llamaré punto número 8.

Tengo como propósito, escribiendo estas palabras, animar a una persona que asta el momento no me había dado cuenta de que me importara tanto.
Soy la defensora de las causas perdidas, aclaro que este caso no lo es, prometo que te pondrás bien.
Todos hemos echo eso de meternos en un túnel oscuro y dar vueltas sobre nosotros mismos asta que perdemos el norte, el sur, este y oeste.
A un niño que conozco yo le esta pasando eso. Y no me da la gana.
Tiene la mente anclada en ese túnel oscuro y frío que son los recuerdos felices de las personas que ya no están porque, el daño que nos estaban haciendo era demasiado grande.
En este mismo momento te digo niño, que yo me convertiré en la luz cegadora que hay al final de ese camino con paredes de hormigón, oscuro y siniestro.
Al principio me verás lejos, pero a medida que vallas encontrando las fuerzas para levantarte y caminar hacia delante te irás dando cuenta de que la lucecita se vuelve mas grande y mas nítida. Irás viendo los colores que transmite la gente y disfrutarás de esos pequeños detalles que ante los ojos de los demás pasan desapercibidos.
Me convertiré en lo que haga falta para que vuelvas a ser ese muchacho loco que bailaba de sol a sol, el que se sacaba mil y una fotos en un paseo a caballo o que hacia de un insulto la conversación más amena.
Amigo de tus amigos, por tanto no dudes en pedir ayuda si la necesitas.
Tu con tus cosas locas eres lo mejor que puede haber y que habrá en mucho tiempo.
Un día te darás la vuelta y verás que gracias a lo que te ocurrió en este momento eres una mejor persona.
No serán capaces de dominarte, pues, gracias a todo esto serás un poco más difícil de doblegar, de lo malo se aprende.
Pondré alarmas en mi vida para que a nadie se le ocurra llevarte lejos de mí.
Seré las dos manos para ayudarte a cargar los problemas o levantarte de una mala caída.
Los dos pies para poder caminar a tu lado e impedir que tropieces.
Las orejas me harán de guía ante los comentarios obscenos que la gente indecente predique.
Y con los ojos verdes que dios me ha dado te diré en todo momento que sonrías ante todos los problemas pase lo que pase.
Tan solo imagínate que la vida es una ruta mal pagada.
Asique no me llores niño, que tus lágrimas de plata valen más que el oro, y no estamos para desperdiciar.
Entre susurro y susurro un "Tequiero" para tí.

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