Hoy mi soplido manda en esta llama.

He visto caer la noche y yo tras ella.
He visto los más hermosos amaneceres a la luz de una vela en el centro de la mesa y a medio consumir.
He sentido el roce de las gotas del rocío posarse en mis labios agrietados por el olvido de otra boca ansiosa de este ser moribundo.
El sol ha sido el único capaz de hacer que, en lugar de unas lágrimas vacías, solo quedaran los restos de un salitre amargo e inservible en estas pequeñas mejillas.
He llorado.
He reído. Reído. Reído y vuelto a reír.
Lo seguiré haciendo hasta que se consuma la vela, me acaricie la penumbra y el rocío busque refugio en mi cada mañana el resto de días de este invierno a mitad de año.

Comentarios

  1. Me encantó!! Casi lloro :/
    Te dejo mi blog, nos leemos ;)
    http://locadepensar.blogspot.com.ar/

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  2. Muchisimas gracias, significa mucho para mí.
    :)

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