Bienvenidas.

No. Lo siento.
Esto ha llegado demasiado lejos.
He conocido a alguien.
Es un rostro familiar, creo haberlo visto antes. Hace tiempo.
Está cambiada. Irreconocible.
Algo en ella no concuerda.
Tal vez los patrones de belleza han cambiado ó su visión del mundo tiene otros matices.
Veo en sus ojos cierta desolación que despierta en mí una insistente curiosidad por saber que deudas tiene con el pasado.
Los ojos rojos, me llevan a pensar que probablemente se haya olvidado de reír.
Me duelen sus labios, quebrados de olvido, llenos de dolor, ausentes de besos, de diálogos.
Le da igual pasear por las aceras con el cabello sucio de varios días.
No hay presencia del uso de reloj en su muñeca, quizá el tiempo ha dejado de importarle.
Esas manos, frías, cansadas, se protegen en vano con un velo negro de insensibilidad.
Un cuello insatisfecho, falto de caricias.
Las piernas marchitadas del cansancio que le supuso caminar durante meses, por laberintos de los de verdad, esos en los que no hay un cartel que rece la palabra 'Salida'.
He conocido a alguien que merece una oportunidad.
Ese alguien con rostro familiar, quizá solo es el involuntario dibujo que devuelve un espejo de los años 80.
Después de ti.
Yo.

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