Niñas

Nacemos con etiquetas.

Nos etiquetan antes incluso del nacimiento.

Somos un embrión rosa o uno azul.

Las niñas son frágiles; los nenes no lloran porque "Los hombres son fuertes"

Las niñas ponen vestidos.

Las niñas no pueden jugar en el barro, las princesas no se ensucian, ellas solo juegan con barbies.

Diana es una muñeca rubia, de piel clara, melena larga y ondulada, 90-60-90, largas piernas, ojos claros, con su vestido de princesa, sus tacones, el bolso y la tiara.

Por extraño que parezca, tu no eres como esa muñeca, pero en el fondo quieres serlo; ella es perfecta.

...

Un día te haces mayor.

Te acomplejas(n)

Eres morena, pelirroja, tienes la piel oscura, pecas en las mejillas, los ojos oscuros, color avellana, verdes, gris...pero no azules, como los tenía Diana; tienes barriga, un poco de celulitis, poco pecho, mucho pecho, mucho trasero, las dichosas gafas, el pelo indominable...

Creces con la idea absurda de que tienes que cambiar lo que eres para adaptarte a los patrones de belleza que te rodean y ser mejor.

Al final te pasas la vida comprando cosas que no necesitas para gustar a los demás, no a ti, sino a los demás, y lo peor es que no te das cuenta.

Te ves envuelta en el círculo vicioso de los "Las mujeres no pueden/no saben"

Y después de estar toda la noche sujetando la copa para que no te echasen nada en ella, de que te llamasen estrecha por no querer bailar o puta por el escote que llevabas, caminas hacia tu casa con el miedo en el cuerpo por si hay un hijo de puta tras la próxima esquina que pretende violarte.

Siempre fue más sencillo decirle a las niñas que tengan cuidado, que educar a los hombres para no violar.

Y un día, te das cuenta de que ese caparazón llamado sociedad no se adapta a ti y decides cambiar.

Coges a Diana le quemas el vestido y le arrancas la cabeza.
Y te das una oportunidad, decides aprender y decidir por ti misma.
Escoges libremente libertad.