Mujer, no te apagues.

Sin saber muy bien por qué, estoy aquí de nuevo, puede que para encontrar el consuelo que me falta.
Quizás no tengo nada que contar.
O quizás si.
Quizás si tengo "nada que contar" pero no tengo los arrestos necesarios para decirlo, porque, a veces, todo cuanto hay que decir se resume en una mirada.
Hay quien no sabe leer el lenguaje de los ojos; que es tan ignorante que tiene que escucharlo, y ciertas cosas, cuando se escuchan pierden el valor.
Hoy escribo sobre algo que inunda mis ojos de lágrimas, impotencia, asco y rabia.
Te escribo a ti...
Mujer quiérete.
Quiérete porque si no lo haces tu, nadie lo hará por ti. Abre los ojos y mírate en el espejo; ve en ti valentía por salir cada día de la cama y enfrentarte a una sociedad que te mata, te viola, te humilla; valentía por enfrentarte a un mundo que declara impunes todas las atrocidades a las que te ves sometida tu y tus hermanas de otros países, razas y etnias.
Mira tus pechos mujer, pechos que amamantan, que dan vida; pechos que dan muerte y rabia si el que mira no ve en ellos, sexo, pasión o algo que haga que su polla se levante.
Aprende para cuestionarlo todo y ten valor para defender lo que la vida te enseña.
Que no te engatuse quién seduce con flores en la palabra, pues emanan un aliento gélido y viperino que arrasaría el jardín más vivo del universo.
Lobos que asesinan corderos y se visten con sus pieles para intentar entrar en el rebaño.
Ilusos, como si un corazón lleno de podredumbre y veneno se pudiese ocultar.
Quizá si era cierto que no tenía nada que contar y que mis ojos gritaban la palabra mujer.
Mujer. Mujer. Mujer. Mujer
Valiente, indómita, ingobernable, inagotable, resistente, vital, audaz.
Mujer no te apagues.
Por ti, por todas.

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